Volviendo a la rutina

Llegué de nuevo a una cafeteria en la que había pasado muchas horas con todos mis antiguos amigos, me senté en la mesa de siempre, como siempre decidí pedir un capuccino y un croissant.
Miré a mi alrededor y al parecer las cosas no habían cambiado tanto.
Bien V, de nuevo aquí - dije para mis adentros y di un trago al capuccino en frente de mi
Continué sentada con la esperanza de que alguien de mi antigua vida entrase por esa puerta que hoy no estaba colapsada por la gente, cosa rara.

Tras bajar del jet privado de mi padre y dejar las maletas en mi ''nueva casa'' decidí dar una vuelta por la ciudad. Lo primero que pensé fue en ir a Brooklyn, desde pequeña mi madre me había hablado del arte urbano y que en Brooklyn los artistas eran muy buenos. Caminaba por la calle mirando cada graffity, cada grupo de chavales jugando al baloncesto...Y enseguida me di cuenta de que mi ropa despuntaba mucho en el lugar. Botas altas, pitillo oscuros, camiseta de Vivienne Westwood y un mechero de plata en el cuello a juego con la camiseta y tambien de Vivienne... De repente me sentí fuera de lugar, miré a todos los lados y vi una cafeteria que parecía estar llena de gente. Decidí entrar y tomarme un café antes de volver en taxi al UES.

Entré decidida y busqué una mesa vacía. Por desgracia, todas estaban llenas, todas excepto una, en la que estaba una chica muy guapa de pelo rizado y ojos verdes sola, tomandose un capuccino. Parecía pensativa. Me armé de valor y me acerqué a su mesa. Cuando me miró con expresión confusa le hablé:

-Hola, te importa si me siento aquí? -le mostré la mejor de mis sonrisas.- Soy nueva en la ciudad.

Miré a la chica que se me había acercado y me dí cuenta de que estaba quedandome medio atontada. Menos mal que me habló, habría quedado como una idiota.

- No claro que no -respondí- como ves, está libre -sonreí- pues..bievenida al mejor lugar del mundo, el maravilloso y artístico Brooklyn! - reí- soy Vanessa, pero...creo que la mayoría de la gente me conoce como V. - la miré- tu eres...

-Alexandra...Mi nombre es Alexandra Di Marco. - Hubo un silencio, creo que me quedé mirando a Vanessa demasiado tiempo. Su cara me resultaba muy familiar. - Y...has vivido siempre aqui, Vanessa?

En ese momento el camarero vino a tomar nota. Pedi un café con leche y enseguida volvió con él.

-Vaya!Qué rapidez!- El chico me sonrió mientras dejaba el café en la mesa y se marchó.

Observé a la chica con curiosidad.

-Un placer Alexandra y.. no, me fui con mis padres a Vermont hace tiempo, pero he regresado...dejé asuntos pendientes y ahora vivo aquí con mi hermana. -sonreí amablemente y di otro trago a mi capuccino después de tomar un pedazo de croissant-

Vanessa parecía el tipo de chica que tiene las cosas claras y que sabe lo que quiere, además...Familia...Vermont...Hermana...Muchas veces habria dado lo que fuera por poder juntar palabras así en una frase.

-Así que vives con tu hermana...Que guay!- hice una pausa, y me bebi todo el café de golpe. Desde mi viaje a Colombia el café no sabía igual...- Y apuesto a que estudias, no pareces mucho más mayor que yo, a que colegio vas?

El camarero volvió otra vez a la emsa, porque se había dado cuanta de que mi café había desaparecido.

-Quieres tomar algo más? - me preguntó el chico sonriendo de nuevo.

-No, gracias. - Miré a Vanessa y ella negó con la cabeza. - De hecho, creo que debería marcharme, si no quiero que mi padre me asesine nada más llegar... -Me levanté y le di un billete de 50$ al camarero, ya que era el único billete que tenía en mi monedero. - Quedate con el cambio. - Le sonreí y me dirigí de neuvo a Vanessa. - Encantada de conocerte Vanessa. Espero volver a verte por aquí, si necesitas algo, estudio en el Constance Billard, pasate por allí!Adiós!

Salí de la cafeteria y cogí un taxi. Tenía que llegar al UES y llamar a mi padre desde casa, sino me haría volver al día siguiente a Italia con él y su nueva mujer...Y no lo aguantaría!

- Adios Alexandra, un placer conocerte -sonreí y me fui de ese lugar dejando propina-

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